Como todos sabemos, la labor del traductor y del intérprete tiene sus raíces en tiempos
inmemoriales. Los primeros
traductores utilizaban su conocimiento en otros idiomas para traducir un
texto en griego al latín, del sumerio al latín, del latín al castellano
medieval..., entre otras muchas combinaciones. Se traducían textos sobre ciencias, como lo era la albeitería, para
que los profesionales de estas especialidades pudiesen estudiar y adquirir
conocimientos a partir de las grandes obras sobre esas materias, como lo fueron
por ejemplo, De res rústica o De
Medicinae. Traducciones de autores como Hipócrates o Publius Flavius, entre otros muchos de los que
cabría nombrar, pues todos ellos contribuyeron a facilitar información teórica
y práctica sobre labores tan importantes e imprescindibles como lo son la de
Veterinario. No obstante, los traductores que han transportado estas obras
hasta nuestros días carecían de técnicas tan avanzadas como las que disponemos
los especialistas de la traducción en
la actualidad.
Es sabido que una de las principales herramientas para todo traductor moderno son las bases de datos. Estas son muy útiles en nuestro día a día para poder encontrar vocabulario y terminología de una forma instantánea, de forma que nos facilitan de forma substancial nuestra tarea traductológica y así podemos realizar nuestra labor de forma más rápida. Otra de los útiles de los que disponemos son las herramientas TAO, que nos permiten guardar en ficheros TMX porciones de textos y vocabulario que se podrán recuperar para realizar una traducción en caso de que haya una coincidencia parcial. Si esto no fuese así, podemos ampliarlas de forma que la próxima vez que tengamos que traducir un texto similar, el programa nos proponga un texto que podamos utilizar a posteriori.
Otro de los recursos traductológicos son
los vocabularios en varios idiomas que nos permiten comprobar las traducciones en varias lenguas. Otro recurso muy importante es la base de datos terminológica de la UE en la que
encontraremos algunos términos de muchas de las especialidades sobre la que se
puede traducir. Y ya, por último, me gustaría nombrar los textos paralelos.
Textos paralelos
Este recurso traductológico parece ser olvidado
por algunos de nosotros y pienso que es uno de los más importantes. Pese a no
ser uno de los más nombrados, es uno de
los más útiles a la hora de encontrar elementos lingüísticos que no aparecen en
ninguna de las fuentes nombradas anteriormente. Un ejemplo muy claro son
expresiones en francés como en hausse de o en recul de,
o accorder une remise escompte entre otros muchos que no se podrían
solucionar sino fuese gracias a la búsqueda
en la web de textos paralelos en castellano, en éste caso, para poder
encontrar expresiones similares a estas. Y esto se podría aplicar a cualquier
otro tipo de texto. Así pues, me gustaría decir, y por qué no denunciar,
el abuso de las técnicas anteriormente propuestas como ejemplos; no tenemos que realizar un uso excesivo
de las mismas, sino combinarlas para obtener un mejor resultado o un resultado
óptimo en nuestras traducciones.
Eso sí, tal y como suelo decir
normalmente: never tire of doing something. Porque como “máquinas” que
son, pueden inducir al error, por lo que señores y señoras, es un error confiar ciegamente en estas
técnicas y requieren nuestra supervisión para obtener un resultado más eficaz y
seguro en nuestra labor.
En ocasiones las personas somos muy
cabezonas y no damos nuestro brazo a torcer, pero a veces la buena voluntad de
nuestros formadores nos hace bajar del burro. Personalmente, nunca creí posible
que un mundo tan vasto y lleno de posibilidades, como inseguro y lleno de gente
a la espera de la gran oportunidad para realizar una acción inmoral como lo es
la web o Internet, pudiese ser tan
importante e imprescindible para el
traductor moderno. ¿A ti qué te parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario